
La taza de café que está manchada
con tus labios de fuego carolina
me incendia, me tortura, me lastima
pues se que ya no estas y que trabajas
y yo que desempleado estoy en casa
mirando tu labial como se escurre
de pronto a mi boca se le ocurre
soñarte y darle un beso a esa taza
que tiene todavía tu aroma
de jabón mañanero y de Colgate,
de temblor elocuente que se asoma,
arrugas cigarreras abrazables,
el labial que tus besos me dejaron
espera a que salgas del trabajo.
Jorge Santana
Pintura por Botero, Carta
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