viernes, agosto 15, 2008

siguiendo

Estoy preparado para recibir la tarde
y deje en el closet planchada la nostalgia
para usarla al recibir la noche.

Tu vas a ir conmigo a estos enfrentamientos
guardada en una flor que llevo en la solapa.

Al ocaso le tengo dos regalos,
un espejo grande
donde pueda peinar sus manchas,
ajustar su coreografía.

Un armario gigantesco
para que cuelgue sus trajes gitanos,
el ocaso no repite y al final siempre los tira.
Sé que en muchos años
las mariposas irán a ese armario a robar ideas
para proponérselas al proceso evolutivo.

Para la noche, no tengo regalos,
puedo prometerle que algún domingo
no encenderé las luces,
arrojare una cortina vieja sobre la luna
para que agusto me acepte un café
con demasiada crema.

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Nunca olvides donde guardo
esa llave de emergencia
que enciende el motor de mis pestanas.

Aun si te vas
usando las vías rápidas del coraje
o las múltiples carreteras de la tristeza,
cuando andes por los rumbos de mis ojos
enciende sin motivo mis pestañas.

Yo haré lo mismo
cuando lleguen a ti todos mis rumbos.

Jorge Santana

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