jueves, agosto 06, 2009

La Tarde

La Tarde se sienta en la orilla de las nubes
con su delantal manchado por los colores del monte,
anduvo pintando hace días bodegones rarísimos,
puso a nopales junto a las sandías,
una sonrisa partida a la mitad, enseguida del cuitlacoche.

La Tarde no sabe de protocolos,
ni sabe cuando son propios los abrazos y los ademanes,
ella pasa por los cielos emocionada
por haber encontrado sus tintes favoritos en descuento,
pasa con su pelo con mechas coloridas,
con alhajas luminosas de pura fantasía.

Esta Tarde en específico, se olvidó del verano
y saca sus rebozos fulminantes a pleno sol,
tacones de lentejuelas impulsivas,
amarrada a su oreja lleva un florero de nácar
repleto con jazmines de azúcar.

La Tarde trae su melancolía amarrada al cinto
que no luce tan melancólica, pues,
su cinto es un anillo de cebolla
lleno de garigoleos pintados con hoja de oro.

Una sensación de alivio trae la Tarde en sus ojos
aunque lleve bajo su blusa de topacio
apretado el corpiño que se zurció
con hilos de estrellas deshilachadas.

No hay romance que espere a la Tarde
pero igual, gasta su dinero en la tienda de segunda y cuarta mano
donde compra todos los moños grandes y exagerados
que nadie quiere.

Jorge Santana

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La Tarde trae también las arañas y el olor a muerte. Todo ser que se arrastra por la noche. Como nosotros (los nacidos del barro).

El Bosco dijo...

y el tedio. La tarde le trae a cada uno sus temores.
Jorge, muchísimos abrazos

Anónimo dijo...

Tu tarde es intensa,explosiva y luminosa como sol canicular del verano norestense.....
Gracias por la invitación a visitar el blog.(LM)