lunes, octubre 12, 2009

Mutuamente

Tomé un rumbo desconocido,
encuentro tranquilidad
en no saber que me espera a la vuelta,
las grietas en la banqueta
parecen tener un propósito,
son como las venas expuestas en las manos de un viejo,
como el arroyo seco
que provoca imaginemos su mejor época.

Ningún árbol sobresale del otro,
todos parecen necesitarse mutuamente
para concebir al vecindario,
pero hay uno, el roble más fino
se ondea como abanico de mujer antigua,
sabe que es especial,
hasta parece que sus raíces cruzan la pierna
y lleva en su bolsillo un reloj ansioso
por abrazar la hora del té.

Mis zapatos de piel moca
intercambian piropos con las hojas marchitas,
mientras me ocupo en instalar a la mañana
en lo más limpio de mi memoria.
Empieza el sol a engarzar sus labios con mi frente
y los vientos apurados llegan contentos a su inacabable destino,
ya está cerca el mediodía,
lo veo venir con su bolsa llena de tiliches,
ojalá y le compren todas sus rarezas.

Jorge Santana

1 comentario:

@Intimä dijo...

Menos mal que regresaste Jorge echaba de menos leer tus poemas.
Un besito con mucho cariño. :-)