Ausencia #19, 20, 21

Ausencia #19

Tengo la extraña sensación de que contigo
podría descansar tan agusto,
dormir toda la tarde a tu lado,
olvidarme de los pasados pegajosos,
de los destinos escurridizos.

bostezar al levantarme,
pero de esos bostezos que aunque exhalas aire
sientes que inhalaste un buffet de descansos,
muchos descansos pueden venir si descanso contigo,
el de los perros que duermen tan serenos en la calle
aunque pasen los autos con sus ruidos.

Podría conocer, si descanso a tu lado,
como duermen las hojas secas cuando se apilan
debajo de los arboles.

Descansaría como descansan los paraguas en mi desierto,
como descansan los relojes, cuando al mirarte se detiene el tiempo.

Descansaría como descansa el foco cuando cenamos con velas,
como descansan las velas, cuando nuestro aliento agitado las sopla.

Descansaría como lo hace mi refri cuando nadie tiene hambre,
mi horno, cuando nadie es cocinero.

y así,
descansaría como cuando dios descansó,
y dejo que estuvieras tan lejos.

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Ausencia #20

Me regalaste tu cinturón,
fue muy curioso regalo pero ya entendí,

Es para sujetar mis pantalones, si,
o para verme un poco guapo quizá.

Pero también es para sostener mi vida,
para apretarla cuando te vayas
y no se vaya volando como un globo.

Si te fijas bien,
un cinturón sujeta las dos mitades,
una, donde esta el corazón, donde esta el alma,
la mente, todo aquello que sueña,
con la otra mitad, donde están los pies
que tocan la tierra, la realidad.

Si no me lo hubieras regalado, me iría volando,
sin nada que me sujete al suelo,
volando hasta allá, donde viven las fantasías,
ese sueño donde estas conmigo,
donde tu eres mi cinturón,
y yo,
los domingos el tuyo.

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Ausencia #21

Mi barbilla cuando te abrazo y toca tu espalda
se conecta al secreto de tu corazón,
lo absorbe completamente y después
lo regresa en forma de respuesta,
una respuesta que nada más dice,
no busques más, que aquí estoy yo.

Ya es de noche y me rasure en la mañana,
mi barbilla te pica, debes rascarte,
me debo desconectar de tu corazón,
y al hacerlo, vino una barbilla extraviada
y tomo mi lugar,
una barbilla lampiña que jamás te picara.

Jorge Santana