Estás llena de caminos y al tocarte
se extienden al paseo simple de mis manos,
desde aquí ya no te reconozco
te has vuelto el ruido jovial del amarillo,
vas descolgando la noche para subir tu nombre
¿estoy a la intemperie o también eres cielo?
ya no quiero que guardes nuestro beso
en las piedras recias del insomnio,
en medio de los dos todavía se puede
dejar las bicicletas sin que nadie las robe,
aquí se pueden exagerar las proporciones
que tiene el universo de tus ojos cerrados,
se puede ir desatando con calma los zapatos,
aquí es impuntual la sombra de un desnudo,
primero busquemos las respuestas
en los rojos cajones de tu pelo.
Jorge Santana
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