Estamos hechos para andar a tiendas
para cerrar los ojos y dibujar al tantaneo
la proporción de la alegría,
estamos hechos para no sabernos
mirar las fotos familiares
y que no tropiece la mirada en su oquedad,
sentir raro a nuestro aroma, sentir hormigueos
si alguien desenreda a la luna en las mañanas claras
-sólo el acribillar del vino vibró tu fortaleza-
raro los dedos que frotan sus yemas
en señal de un recuerdo latente
esos instantes, tantísimos instantes
que pudieron habernos multiplicado en las hojas
dejé que se encerraran en los hangares mudos
que ya a nadie le interesan,
hechos para enmohecer terriblemente
y aparentar ser lechugas en la entrevista de trabajo,
volver al orgasmo un zombie curioso
que llamamos con descaro amor o cariño,
llamarle riesgo a tener la puerta abierta
y seguridad a unos brazos de amante incertidumbre,
sabemos que tendrías más amigos
si dejaras libre el tourette's cretino
que nos encanta
pero no,
estamos hechos para andar a tientas,
para cerrar los ojos y volar hambrientos
abrirlos
y temerle al cortísimo viaje en avión,
al camino que de pronto se queda sin señales
a esas curvas en el cerro que parece
nos llevan hacia algo inesperado.
Jorge Santana
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