martes, diciembre 28, 2010

Sueter II

Mis zapatos de piel con su edad bien comprendida
le encuentran a las banquetas los pasadizos secretos,
le roban al tiempo una hora despeinada.
Por la noche sus agujetas rojas voltean al cielo
y hambrientas se enajenan con su dorso poluto.

Serpentean sobre las hojas sus alucinaciones,
someten su fe a la religión de un abrigado abrazo otoñal,
zapatos de marea alta, de huracanes de bolsillo,
zapatos bobos que no leen la nota completa
sólo se besuquean de mala gana con los encabezados,
zapatos siempre grandes, siempre aprietan,
comprometidos ya con no sé qué valentía.

Se arrojan mis zapatos al camino
como un adolecente a su novia desnuda,
se aplanan en la margarina del concreto,
untan sus ojos inmensos en las calles concurridas,
zapatos de ambición tersa, de suelas voladas,
de bocas abiertas en la lluvia celeste.
Burbujeantes, pesados, libélulos, relojeros,
zapatos desempleados, empeñados,
zapatos sin aval, desprotegidos,
zapatos que no buscan putas en la esquina
porque le tienen fobia a los microbios y a los chicles.
zapatos de oro falso hechos en china.
Zapatos que se enfurecen por el silencio
que hay en las plazas decentes y tímidas.

Jorge Santana

1 comentario:

Unknown dijo...

¿Hacia dónde nos llevarán nuestros zapatos? o mejor, Hacia dónde nos llevaran nuestros zapatos.